CINE NEGRO AMERICANO

La fuente de luz cálida procedente de la llama de la cerilla ilumina el rostro de Phyllis Dietrichson aportando a la imagen un tono enigmático y ardiente. El empleo de la diferencia de foco marca la figura de la protagonista como objeto de deseo. Lo que manda es lo que la luz hace visible; vemos una auténtica femme fatale de belleza perversa, cabellos rubios y pálida tez, una mujer que, segura de su atractivo, espera con gran frialdad a su víctima para acabar con ella.
El fuego que ilumina “la tentación” es un fuego destructor que simboliza su ira. Al igual que el fuego Phyllis necesita para alimentarse consumir vidas ajenas, la maldad parece ser una necesidad en ella.
Esta imagen nos muestra uno de los rasgos característicos que diferencia al cine negro de otros géneros, que no es más que el énfasis que éste hace al presentar a la mujer como enigma y misterio. Mujer que moviliza a los hombres mediante una poderosa sexualidad; la mujer fatal como la encarnación del pecado, del deseo. Es su perfil sexual, el de la deseabilidad el que nos seduce, desde el momento en que lo negamos tanto más nos atrae, más disfrutamos. 

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«Tras el deseo, es necesario que la llama concluya, es necesario que el fuego se acabe y que los destinos se cumplan», valgan metafóricamente estas palabras de Gaston Bachelard, ya que Phyllis apaga la cerilla –lo cual supone el paso de la vida a la muerte– y se acomoda en un sillón a esperar aquello que el azar le tiene preparado.

 

 

 

 

 

LA FIGURA DE LA FEMME FATALE EN EL CINE NEGRO AMERICANO: DOUBLE INDEMNITY (BILLY WILDER, 1944)

Autor: Iria Sánchez Del Molino

 

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